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Aunque esta ha sido su teoría desde el comienzo, durante 22
meses de indagatorias, ahora hay un nuevo elemento que contradice la
versión oficial, tal es el caso de los tres periodistas que se unen en una
labor periodística y durante 18 meses hicieron un seguimiento de los registros
telefónicos del móvil de Julio César Mondragón, el primer normalista
asesinado y que apareció con el rostro desollado en Iguala, Guerrero, la noche
del 26 de septiembre de 2016, para poder llevar a cabo esta tarea, los
periodistas hicieron uso de los registros telefónicos que proporcionó al
gobierno mexicano y la empresa Telcel, cuyos registros muestran la hora de la
llamada y la coordenada geográfica desde donde se usó el teléfono, a lo cual tras
recrear la ruta de las llamadas, estos investigadores concluyeron que el
teléfono estableció comunicación desde el Campo Militar Número 1 y desde
el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el Cisen, después de su
fallecimiento, por si fuera poco el teléfono se mantuvo activo hasta el 4 de
abril de 2015, es decir a casi seis meses de su muerte.
De acuerdo con la CNDH de México, quienes presentaron un
reporte del caso a principios del mes de julio, Mondragón tendría consigo el
teléfono celular al momento de su muerte, esto no significa que las personas
del Cisen o del Campo Militar Número 1 tengan algo que ver con su muerte.
Sin embargo, esta nueva línea de investigación obliga a la Procuraduría General
de la República, la PGR, a profundizar la indagatoria hacia el Ejército, dijo
el abogado de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales
Sierra.
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